Hace unos días te hablamos de los samuráis, la clase guerrera que más dejó huella en las leyendas del Japón medieval. Pero hay otra figura que llena páginas de libros y protagoniza historias casi al mismo nivel: las geishas. Entorno a ellas hay un halo de misterio y de atracción difícil de resistir. Y, por qué no, también de alguna que otra creencia errónea. Para que conozcas un poquito más acerca de este personaje tan importante en la cultura japonesa, vamos a contarte 15 curiosidades sobre las geishas que, quizás, no conocías.
1. La palabra geisha se compone de las palabras japonesas “gei” (que domina un arte) y “sha” (persona). Por lo tanto significa literalmente “artista”.
2. A menudo las geishas son equivocadamente vistas como trabajadoras sexuales. Nada que ver. Este bulo tiene origen durante la Segunda Guerra Mundial, cuando muchas chicas con pocos recursos se hacían pasar por geishas (esa figura exótica que atraía a los militares norteamericanos) para ofrecer favores sexuales a cambio de dinero.
3. Las geishas, en realidad, eran mujeres con una educación esplendida y culturalmente muy preparadas. Eran contratadas por hombres de alto poder adquisitivo, normalmente durante reuniones, para ser entretenidos con música, bailes y ceremonias tradicionales. También eran expertas conversadoras y podían hablar con los clientes de cualquier cosa.
4. Las okiya eran las “casas de geishas”, donde aprendían el oficio desde pequeñitas. En las ciudades, estas escuelas solían encontrarse en un mismo barrio, (conocidos como hanamachi). Kioto fue la ciudad donde más floreció este tipo de arte y por tanto con más okiya.
5. La gran mayoría de geishas eran entregadas por los padres cuando aún eran pequeña a una Okiya a cambio de una suma de dinero. Desde aquel momento, la futura geisha adquiría una deuda con la dueña de la casa, deuda que poco a poco pagaría con su trabajo.
6. Como en el caso de los samuráis, entre las geishas también había jerarquías. Las más pequeñas comenzaban siendo “shikomi” y se encargaban esencialmente de la limpieza de la okiya y a ayudar a las chicas adultas. Después estaban las “maiko”, las aprendices de geishas que, acompañadas por una oneesan (hermana mayor) aprendían todas las artes que una verdadera geisha debería dominar. Y por último las propiamente “geishas”, estatus al que no llegaban todas las que se lo proponían.
7. Los kimonos que suelen llevar las geishas pueden llegar a costar varios miles de euros.
8. Una de las ceremonias más criticadas de las okiyas era el “mizuage” que podría definirse como una subasta para la virginidad de las maikos y que representaba su entrada del mundo adulto. Desde ese momento, no tendría ningún contacto sexual con posibles clientes, pues como dijimos antes el oficio de geisha no conllevaba ningún favor sexual.
9. Hoy en día sigue habiendo geishas en Japón, aunque son un número muy reducido (se calcula que hay solo unas 200). Se pueden ver furtivamente en barrios tradicionales de ciudades como Kioto o Kanazawa, donde nosotros vimos dos subíendose aun taxi. Para asistir a una de sus ceremonias tendrás únicamente dos opciones: desembolsar una gran cantidad de dinero para reservar un ozashiki (banquete con geisha), o esperar a algún festival tradicional en el que hacen su aparición (por ejemplo el Setsubun, cuando arrojan semillas de soja para ahuyentar a los malos espíritus).
10. La película Memorias de una geisha relata la historia de una geisha, desde su infancia hasta la edad adulta, y al parecer de forma bastante exacta. En ella aparece uno de los temas más polémicos sobre la vida de estas mujeres: tenían prohibido enamorarse. Al menos de forma oficial. Sí que podían tener a un “danna”, un hombre que se encargaba de costear todos los gastos relacionados con ella (eso sí, siempre con la aprobación de la dueña de la okiya).
11. Las geishas nunca usaban su verdadero nombre, que abandonaban en el momento de entrar en la okiya, para simbolizar un cambio de vida radical.
12. En sus comienzos, en el Periodo Edo las geishas eran hombres y se llamaban “taikomochi”. Se trataban de artistas que dedicaban su vida al entretenimiento (baile, cante, ceremonias y algunos eran hasta cómicos). Fue alrededor de 1800 cuando nació el concepto de geisha que todos tenemos en mente, al que solo podían acceder las mujeres.
13. Para diferenciar maikos y geishas hay que fijarse en los peinados y en la vestimenta. Los de una maiko serán más coloridos y llamativos, así como el maquillaje. También suelen llevar unas sandalias con plataforma de madera altas (okobo), mientras que las geishas llevan unas sandalias más bajas y discretas.
14. Y hablando de maquillaje, lo más característico de una geisha (y también de una maiko) es el polvo blanco con el que cubren la cara. Hoy en día se usan productos cosméticos, pero en el pasado se utilizaba una pasta hecha a base de polvo de arroz. Se aplica en toda la cara y el cuello, dejando solo dos líneas del color de la piel en la nuca (es un punto muy sensual para la cultura japonesa).
15. Si viajas a Japón, en muchas localidades turísticas como Tokio o Kioto hay tiendas que ofrecen un servicio dedicado a transformarte temporalmente en geisha.
El mundo de las geishas es mucho más amplio, pero seguro que con estas 15 curiosidades ahora conozcas un poquito más sobre esta figura tan importante en el Japón tradicional.
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