CUEVA DE KONG LOR: 7 KILOMETROS ENTRE TINIEBLAS

Decidimos  desviar nuestra ruta para visitar la cueva de Kong Lor, y al final mereció la pena. Desde Vientiane no es complicado llegar, pues hay un bus directo, pero para seguir nuestro itinerario desde la cueva  hacia el sur sabíamos que tendríamos más dificultades.

Llegamos al pueblecito de Kong Lor a eso de las 5 de la tarde, el autobús que salió de Vientiane lleno de gente, poco a poco se iba vaciando en el trayecto, hasta el punto de llegar solo con tres personas!! Nosotros dos y una turista más, Anouk, con la que compartimos el viaje los siguientes días.

Al no haber muchas opciones de alojamiento nos quitamos un peso de encima, pues nos ahorramos tener que ir a preguntar a diferentes sitios y comparar entre ellos, como venimos haciendo hasta ahora. Así que una cenita a base de arroz y noddles, una duchita y a dormir.

Por la mañana nos acercamos caminando hasta la cueva, está a apenas a un kilómetro de la aldea, y los tres cogemos una barca, si una barca! La cueva se visita de esta forma ya que la atraviesan las aguas verdes de un río. Son 7 kilómetros impresionantes en los cuales notas como tu cuerpo sufre algunos cambios debidos a la ausencia de luz, la humedad, la presión, los contrastes del agua bajo tus pies y la roca sobre tu cabeza, y es que no dejas de estar dentro de las tripas de una montaña.

Dentro hicimos alguna parada, una de ellas para pasear durante unos metros por un lateral y ver las formaciones naturales espectaculares, y otras para no quedarnos encallados con la barca, en algunos momentos atravesamos tramos con menos de dos palmos de profundidad y el barquero con su jeta nos instaba a bajarnos y darle un empujoncito. No pasa nada hombre!

Cuando se contempla nuevamente la luz natural del sol en la salida tu cuerpo se relaja y vuelve a la normalidad. Después de tomar un tentempié con otra pareja italo-española que va en otra barca, regresamos a la nuestra para hacer la vuelta. Esta vez se hace más corto, pues las paradas son mas rápidas (ya hemos cogido el truquillo a esto de bajarnos y subirnos unos metros más adelante).

Sin perder ni un minuto en la aldea, comemos y tomamos el primero de los autobuses que nos llevaran de camino al sur del país.

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